Universidad de Buenos Aires, el cerebro de Argentina
Lunes 15 de marzo de 2021 a las 10:49 p.m.
– Rachid MAMOUNI –
Buenos Aires – Cinco premios Nobel, 16 presidentes de la República Argentina. Este es el balance estándar que muestra con orgullo la Universidad de Buenos Aires (UBA), que este año celebra su bicentenario, para decirle al mundo el poder de los hombres y mujeres que ha formado desde 1821.
Esta evaluación podría haber sido una inscripción en la cresta de la universidad, pero nunca pudo haber sido suficiente para convertirla, por así decirlo, en la mejor universidad latinoamericana en términos de calidad de enseñanza e investigación, según el último QS World. Clasificaciones universitarias publicadas a principios de marzo.
Obviamente, entran en juego varios otros factores. En primer lugar, la UBA cuenta con trece facultades que abarcan una amplia gama de conocimientos humanos: derecho, ingeniería, filosofía, ciencias humanas, medicina, psicología, etc.
En la lista, incluso hay una facultad especializada en ciencias veterinarias. La existencia de esta facultad dentro de la UBA es un ejemplo típico de la apertura de la universidad a su entorno. La alta dirección de la UBA ha estado bien inspirada para implementarlo, ya que se necesitan recursos humanos bien capacitados para cuidar y criar los 54 millones de cabezas de ganado del país, mucho más que la población de este vasto país de 2,79 millones de km2.
La UBA cuenta además con 315.000 estudiantes (60,9% de los cuales son mujeres) y 28.000 profesores que realizan un tercio de la investigación científica en Argentina en 103 sectores diferentes y 64 centros de investigación, lo que permite a esta prestigiosa institución presentarse en el primer rango de Iberoamérica. . universidades y ocupa el puesto 66 en el mundo. La otra universidad de la región (la Universidad Autónoma de México) que la sigue está muy por detrás, ocupando el puesto 100 en el mundo, seguida por la Universidad Brasileña de Sao Paolo en el puesto 115.
La UBA es también una red de 18 museos temáticos, entre ellos un museo de anatomía veterinaria, una vez más, otro dedicado a la deuda externa (dado el problema de endeudamiento endémico en este país) y un tercero que sigue la psicología experimental de Argentina.
Los 25 centros universitarios ubicados en la vasta geografía de la desembocadura del Río de la Plata y su red de hospitales de siete institutos de investigación y atención completan la descripción de este centro de conocimiento «público, independiente y laico». Él se define a sí mismo. Su prestigio y educación gratuita lo convierten en un símbolo de progreso y mérito social en Argentina.
Pero, «UBA es también igualdad de oportunidades», en palabras del presidente argentino Alberto Fernández, también laureado y luego profesor de derecho en la misma universidad, en el lanzamiento de las fiestas del bicentenario a fines de la semana pasada.
“En la UBA, no sabemos de dónde venimos, no sabemos de qué familias venimos. Pero una vez que llegamos aquí, todos recibimos el mismo trato, todos somos respetados (…). Podemos progresar y crecer en este entorno plural ”, insistió el jefe de Estado.
Esta igualdad de oportunidades ha permitido a millones de estudiantes de todos los ámbitos de la vida aprender y avanzar, desde la época de los hijos de inmigrantes italianos y españoles que llegaron a finales del siglo XVIII a este fin del mundo, con la cabeza llena de promesas y sueños, a los hijos de los trabajadores de los barrios marginados de Buenos Aires, paradójicamente llamados «villas», como las de La Boca, Villa Azul o Villa Itati.
La historia de la UBA se fusiona con la historia política de Argentina. Los capítulos obvios de la historia de este país se escribieron en sus campus y con los debates y sacrificios de sus alumnos y profesores.
Esta cuna de las élites intelectuales, políticas y económicas argentinas ha estado en el centro de todos los grandes acontecimientos que han marcado al país, de todas las luchas que han moldeado su historia. Muestra, aún hoy, que entre sus muros y sus campus nacen las ideas que configuran los contornos del futuro del país y de América Latina.
Es decir, la UBA, a través de su excelencia académica y su vocación de inclusión social, ha sido el motor de la transformación política y económica de Argentina.
Además de los 16 presidentes argentinos y cientos de ministros, altos funcionarios, artistas, escritores, empresarios que exhibe en el mostrador, en su universidad médica el Che Guevara agudizó sus primeros pasos antes de embarcarse en una aventura por varios países de América Latina. (Perú, Guatemala, México, Cuba, Bolivia, etc.)
Sin embargo, la historia de la UBA no ha sido muy tranquila. Su nivel de excelencia, autonomía y gestión participativa se logró a través de una dura lucha, una lucha librada por estudiantes y profesores.
El episodio que marcó los ánimos es la denominada «Noche de Largas Clubes», que se refiere a la implacable represión que se produjo la noche del 29 de julio de 1966 contra estudiantes y docentes de la UBA por parte del gobierno militar del presidente Juan. Carlos Ongania (29 de junio de 1966). – 8 de junio de 1970).
Un mes después de su llegada al poder, la dictadura de Ongania intervino para poner en marcha una estricta censura de los contenidos de la formación académica y desmantelar un proyecto de reforma encaminado a hacer de la UBA un centro de investigación científica de excelencia. Evaluación de la intervención: 400 personas detenidas, laboratorios y bibliotecas destruidos, centenares de profesores dimitieron o dimitieron, más de 300 de ellos abandonaron el país. En ese momento, la UBA había tocado fondo, antes de volver a levantarse más fuerte, fiel a su devoto «La virtud argentina es fuerza y estudios».
«Web nerd. Pionero del alcohol. Pensador. Organizador. Explorador amigable con los inconformistas. Aficionado a los zombis. Estudiante».