El paciente está tomando pastillas para dormir.
No hace mucho que estoy allí, ocho o diez años, y no soy (todavía) muy mayor, pero sí me parece que las relaciones cuidador-paciente son a veces difíciles por las exigencias que encuentro y Es difícil calificarlo de ofensivo porque refleja un profundo malestar dentro de la comunidad.
Hay antibióticos, y pruebas de imagen gratuitas, pero entre todas estas demandas me parece que hay una que destaca, porque dice algo de nuestra sociedad: el paciente que toma pastillas para dormir.
No es más complicado que otros, pero un día vino porque tenía problemas para dormir y probamos buenas terapias alternativas y no funcionó. Un día uno de los practicantes se desplomó y no lo juzgo. Como podía ser ese practicante en algunos días, me recetaron hipnóticos. Porque funciona. El paciente está dormido. Es un sueño artificial, pero el paciente recupera su energía vital. Obviamente al principio fue sólo accidental, pero poco a poco el paciente perdió el rumbo: para conseguir el mismo efecto tuvo que aumentar la frecuencia de las dosis, luego las mismas dosis, la caja continuó durante 3 meses, llega el momento en que la necesita cada mes de lo contrario ya no duerme, Hipnóticos deteriora su sueño normal hasta el punto que se acaba, es una pastilla o insomnio.
Luchamos con ellos, porque somos muy conscientes de lo que está en juego detrás de esto, los poderosos lobbystas están muy contentos de encontrar víctimas de las que obtienen un ingreso mensual.
La tristeza de una sociedad en la que se adormece sin sueños y sueños de adormecerse.
Las pastillas para dormir recetadas deben estar sujetas a advertencias repetidas e individuales.
Debemos encontrar terapias alternativas para nuestros pacientes que restablezcan el sueño natural y no artificial.
Debemos sacar a estos pacientes de la espiral destructiva de la adicción a las pastillas para dormir. Y esta adicción existe: uno de cada seis franceses consume benzodiacepinas, sin necesariamente ser consciente de los peligros reales de la adicción y sin saber que oficialmente este consumo no debe exceder de un mes.
Francia es uno de los países líderes de Europa en términos de consumo de benzodiazepinas.
Por eso es necesario mencionar el aspecto de género de estos medicamentos: fueron probados principalmente en hombres y las dosis indicadas en las instrucciones a veces no son adecuadas para la fisiología de las mujeres.
En definitiva, una carta larga para recordar lo básico: no son dulces, hay que prescribirlos de forma racional y sensata, advirtiendo a los pacientes de los riesgos a los que pueden estar expuestos, siempre en la dosis mínima eficaz y durante el tiempo mínimo eficaz.
Recordemos el Juramento Hipocrático: Primum Non Nocere. Primero, no hagas daño. Cada vez que un paciente se vuelve adicto a estas drogas, fallamos en nuestra misión de salud pública. Esto debe parar.
«Alborotador. Amante de la cerveza. Total aficionado al alcohol. Sutilmente encantador adicto a los zombis. Ninja de twitter de toda la vida».